Muy buenos días, queridos lectores. Esta es la última novela que tenía pendiente de reseñar, hasta nuevo aviso. Igual que la semana pasada, esta historia romántica proviene de la editorial Éride y de su colección letra eNe, su autora Olivia Ardey es de nuestro país. Ambientada en Manhattan, en los años 20, su título es muy elocuente: Delicias y secretos en Manhattan.
Delicias y secretos en Manhattan
Boston, 1919. Laura McKerrigan-Montero conoce el destino de cualquier chica de su posición: casarse con un buen partido que convenga al negocio familiar. Pero Laura tiene un sueño: aprender alta repostería con el afamado maître pâtissier del hotel Taormina. Y, con la excusa de estudiar francés, convence a su servero padre para que le permita residir en Nueva York durante tres meses. Convertida en Laura Kerry, viaja a la ciudad de la libertad; la misma donde un desconocido la volvió loca con sus besos. Laura no imagina que, en ese Manhattan divertido y fascinante, volverá a encontrarse con él.
Aunque ahora ella es una camarera y descubre que ese hombre irresistible es Kenneth Callahan… su jefe. La inminente Ley Seca llevará al hotel desconfianza, peligros y amenazas. Entre los empleados se esconde un traidor y todas las sospechas recaen en Laura. La mujer por la que Kenneth estaba dispuesto a marcharse de Manhattan y dejarlo todo.
Tal y como la sinopsis indica, estamos ante una novela de principos del siglo XX, a las puertas de los locos años 20 y la aprobación de la ley Seca en USA. Laura es una joven soñadora de Boston que decidida vivir su sueño; elabora un plan secreto para quedarse unos meses en Manhattan fingiendo estudiar francés, cuando en realidad está decidida a aprender alta repostería cerca de un maestro pastelero. Para ello no tiene más remedio que emplearse en el hotel Taormina, pero no le importa porque de esa manera podrá estar cerca del mejor pastelero de la ciudad. Casualmente, su jefe es Kenneth, un hombre con el que coincidó algunas veces en el pasado y con el que suspira. Kenneth es el encargado del hotel, agobiada por las responsabilidades que conlleva mantener a flote un hotel de lujo y para añadir más leña al fuego, descubre a Laura, una chica a la que no ha podido olvidar, trabajando en su propio hotel. Ella es soñadora, insegura y muy cabezota; él es estricto, un poco desconfiado, pero sensible y responsable. La forma de ser de cada uno choca y empiezan los líos.
Es una novela lenta que se desarrolla día a día. Laura y Kenneth se gustan el uno al otro, pero no se enamoran perdidamente en cuanto se cruzan sus miradas y la atracción es imposible que tienen que besarse desesperadamente. Ese amor y ese cariño que sienten crece poquito a poco, la confianza se gana cada día hasta que al final es inevitable que confiesen lo que sienten. Él no quiere compromisos y tiene miedo de que Laura lo sea; ella es demasiado soñadora y muy insegura y sabe que llegado el momento deberá regresar a Boston y no desea dejar atrás a un hombre al que quiere. La variedad de personajes en esta historia es mucha, además de estos dos protagonistas, tenemos una historia de amor secundaria que, desde mi punto de vista, resulta mucho más interesante. Eso no quiere decir que el amor entre Laura y Kenneth sea un pastel demasiado dulce (ella quiere ser repostera, no lo olvidemos), aunque sí un poco sosos si los comparamos con Phillip y Stella (la pareja secundaria) cuya personalidad es mucho más atractiva. Su relación es más intensa, Phillip tiene un problema que lo ha vuelto introspectivo y arisco, convirtiéndolo en un cínico con un sentido del humor a veces poco elegante. Stella acaba de perder a su último familiar y casi se encuentra en la ruina, por lo que se dedica a repartir libros en un hospital y será allí dónde se tope con Phillip, el cual no duda en hacer gala de su impertinencia. Su forma de ser se debe a que es rico y desde siempre ha tenido lo que ha querido, por eso le resulta complicado lidiar con Stella, a la cual desea y no sabe como conseguir. Ella siente cariño por Phillip, pero su altanería la pone de los nervios y de forma involuntaria acaban peleándose constantemente. Stella quiere sacar a Phillip de su mundo de autocompasión y desea devolverle las ganas de vivir, pero él es demasiado orgullos y no desea que nadie le diga cómo debe hacer las cosas. Esta pareja merece un libro para ellos solos, quedan demasiado diluidos entre tanto personaje. Por no hablar de las historias de amor que, de pronto, empiezan a surgir como setas a la vuelta de cada página.
Las descripciones son detalladas, la gran cantidad de personajes y sus historias a veces hace perder el hilo de lo importante y recarga demasiado el ambiente. En realidad la intención de tantos personajes es dar a entender que todo es una gran familia ya que se trata de un hotel de principios de siglo y todos los empleados son hijos de inmigrantes (mezcla de españoles, italianos, irlandeses y escoceses, incluso indios mohawk). Todo es muy sensiblero, pero sin caer en lo exagerado. Los diálogos entre las parejas son explosivos, aunque a veces se repiten (discuten demasiado por lo mismo) y el sentido el humor que desprenden te arranca una sonrisa. Hay un poco de erotismo, pero bastante suavecito (como toda la novela en sí)
La historia de fondo (que la hay) se pierde un poco entre tanto protagonismo. Se menciona en momentos precisos y de pronto tenemos la evolución del problema que aparecía al comienzo del libro estallando en las manos casi al final de la historia. La resolución es bastante predecible y por falta de personajes a los acusar (quién lo diría, con todos los que hay), se la carga el primero que pasaba por allí; aunque debo agradecer que no fuese un completo desconocido, un recurso del que se abusa constantemente.
No es una novela de grandes misterios ni amores imposibles, nada de tragedias y nada de pasiones desbordadas. Es una historia normal sin complejidades, tiene personalidad propia gracias a toda su variedad de personajes. La inmersión dentro de la época me trae recuerdos de grandes series que hace poco aparecieron en televisión: Downton Abbey, cuya segunda temporada termina en el año 1920; el remake de Arriba y abajo, que transcurre ya en los años 20 y la española Gran Hotel, por eso de que la historia transcurre en un hotel... El trabajo de ambientación y documentación está muy elaborado, aunque el marco argumental podría haberse situado en otra época y no hubiera habido mucha diferencia.
Es de lectura recomendada debido a su sencillez, si no tenéis ganas de leer cosas demasiado recargadas. Prosa entretenida, de buena calidad y que da gusto leer, te hace pasar un rato agradable. No busquéis más, esta es una novela para leer despacito y disfrutar de sus páginas. Aunque verdaderamente no hiciera falta, una lista con todos los personajes no habría estado nada mal (yo soy atascada en cuanto me das más de cuatro personajes). ¿Queréis una novela romántica? Esta es tierna y dulce como un pastelito, un poco más de erotismo podría haberle dado el toque que le faltaba.
A las que lo han leído, ¿qué os ha parecido? ;)
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Hace 6 días
Me alegro de que la novela te haya hecho pasar un rato entretenido. Gracias por tu reseña. Con tu permiso, la enlazo en mi blog. Un abrazo.
ResponderEliminarUna vez más una gran reseña ;)
ResponderEliminarNo me llama tanto la atención como los anteriores, pero más adelante me haré con él para leerlo.
Un besazo preciosa!