Ardiente Verano
María, una mujer de poco más de treinta años, con un hijo adolescente y una vida cómoda en Madrid, se ve «obligada» a pasar las vacaciones de verano en el pueblo de su exmarido. Y no es que le haga mucha gracia…
Un día, perdida en la sierra, encuentra una rústica cabaña de madera en un claro del bosque. Junto a ella hay un pequeño cercado con dos caballos; incapaz de resistir la curiosidad, se acerca para recrearse en sus movimientos sin saber que ella misma está siendo observada.
A partir de ese momento todo su mundo dará un giro radical. Todo en lo que cree cambiará a manos de un desconocido que no permite que le vea la cara mientras le ordena, susurrante, que haga lo que jamás se atrevió a hacer.
¿Lo hará? ¿Se dejará llevar por las palabras encendidas, las caricias ocultas y la pasión prohibida de un hombre al que ni siquiera puede ver el rostro?
María es una mujer divorciada y viuda con un hijo adolescente. Es una chica de ciudad, con su vida ya rehecha en Madrid, con un trabajo y con una casa en la que quiere vivir hasta el final de sus días. No le gusta el campo, ni le gustan los pueblos y especialmente no le gusta el pueblo originario de su ex-marido; pero su hijo adora el pueblo, y a su abuelo paterno y a su tío, y le encanta el campo. Por eso María accede, después de cinco años, a pasar el verano en un pueblo que detesta profundamente, porque su hijo quiere volver allí. De esta guisa se encuntra nuestra protagonistas, en un lugar que no le gusta, dónde hace mucho calor y dónde sospecha que la gente la mira de forma extraña por ser quién es; tiene la (acertada) teoría de que todos en el pueblo la observan, hablan de ella y cotillean acerca de su vida. Por supuesto, su hijo no comparte esta opinión, él está encantado con sus amigos, con las tierras de cultivo que pertenecen a su tío y a su abuelo, con el ambiente del pueblo. Todo parece destinado a que María se muera de asco y aburrimiento en un pueblo perdido de la sierra de Madrid, hasta que sufre un encontronazo en medio del campo con un desconocido; incluso sin verle la cara, incluso sin saber de quién se trata, María responde a sus caricias como si hubiera nacido para ser atendida solo por las manos de ese hombre. Antes de que ella pueda darse cuenta, se encuntra visitando con frecuencia su cabaña para someterse a sus deseos y rendirse al más exquisito de los placeres.
Antes de que las fans se me lancen al cuello, debo disculparme de antemano y aclarar que esperaba un algo más de esta novela. No me preguntéis las razones, tal vez se deba a que yo misma le puse el listón muy alto o que me he vuelto muy exquisita o que me impresionó ver lo mucho que estaba gustando esta novela en todas partes. A mi, sin embargo, me ha sabido a poco y no sabría decir las razones. Aún así, eso no significa que esta novela no sea buena, al contrario. Tiene una literatura estupenda, su autora ha trabajado los personajes y en ocasiones coincido con la opinión de la protagonista (soy chica de pueblo y detesto la vida del pueblos); los sucesos transcurren sin interrupciones, con un desenlace lógico y sin giros inesperados, para formar una romántica historia sencilla, con toques clásicos a pesar de su época contemporánea.
En un lado tenemos a María, mujer de su tiempo, cosmopolita; divorciada y con un hijo adolescente, se siente asfixiada en ese pequeño pueblo en el que tiene que pasar el verano. A eso se le suma el hecho de que el pueblo era el lugar dónde su ex-marido (que además, ha fallecido) nació y se crió, por lo que se siente completamente fuera de lugar. Siente cariño por su suegro (tipico abuelete majete), pero odia profundamente a su cuñado, Caleb, el hermano de su ex, por motivos que solo ellos conocen. Ante la inesperada aparición del extraño de la cabaña, María experimenta una novedosa sensación, que es la de sentirse completamente deseada y colmada de atenciones. Ese extraño desconocido sabe lo que desea, cómo lo desea y a veces, María tiene la sensación de que la conoce de algo. Pero ella no sabe quién es él y en el fondo sabe que si descubre su identidad, la magia se desvanecerá.
En el otro lado tenemos a un hombre misterioso, un fornido hombre de campo dueño de un establo y unos cuantos caballos (a los que, por supuesto, monta sin silla...), con un aspecto de rudo vaquero que, en ocasiones, muestra una entrañable inocencia. Desea a María por encima de todas las cosas, se siente absolutamente posesivo con ella y solo desea darle placer y más placer, que ella se sienta querida, amada y completamente atendida. Con mucho esmero cuida la puesta en escena, se devana los sesos para impresionarla y contiene su deseo para poder complacerla.
Y el tercero en discordia es Caleb, cuñado de María. Desde que su hermano la trajo al pueblo, Caleb ha amado a María en absoluto secreto y de una forma casi dolorosa. Nunca se atrevió a decirle nada, nunca se atrevió a reclamarla y desde hace quince años, guarda en lo más hondo de su corazón la espinita clavada: nunca le confesó que la amaba. Y ahora, ella lo odia por algo que hizo hace cinco años.
Como veis, la novela tiene todos los ingredientes preparados para ser una historia explosiva. Su grado de erotismo es muy alto, aunque debo avisar desde ya a mis lectoras que ni María es de naturaleza sumisa ni el extraño de la cabaña es de naturaleza Dominante... uh, puede que sea esa la razón de mi desisulsión, lo siento chicas. Aún así la novela está plagada de exóticos fetiches: varas de cuero, cuerdas y órdenes susurradas en la oscuridad, que si bien son soñadas fantasías para el hombre de la cabaña, María acaba volviéndose un tanto irritante durante los jueguecitos (su tendencia a protestar por todo me puso un poco de los nervios... sigh). Aunque os riais de mi y os extrañe oírmelo decir, siento que hay un exceso de escenas eróticas. A diferencia de lo que he leído hasta el momento, dónde hay contadas escenas de larga duración, en esta historia hay muchas escenas de corta duración, lo que da una sensación de vuelta a lo mismo otra vez. Ya digo que María no se quedará nunca insatisfecha.
En el fondo, esta historia sigue siendo romántica. ¿Qué es el erotismo sin romance? Nunca me veréis escribir erótica sin sentido ni reseñar algo que sea sólo sexo, ya que para que el erotismo tenga sentido, debe haber una carga romántica importante, un feeling. Los protagonistas de esta historia lo tienen, aunque resulta un poco difuso y en ocasiones, un exceso de sexo nubla los sentidos del lector. Ya digo que esto es solo una sensación mía, la novela es buena, está bien escrita, sus personajes son inolvidables y el erotismo es explosivo. Recomendado para todas aquellas románticas que les guste la erótica, con una pizca de fetichismo y unas reminiscencias D/s muy ligeras, para las que son especialmente sensibles a estas cosas.
Espero que os guste Ardiente Verano y a las que os ha encantado la novela, os doy permiso para tirarme piedras... Ains. Podéis visitar el blog de su autora, Noelia Amarillo, para compartir vuestras impresiones (Noelia, si me lees, no tengas en cuenta nada de lo que he dicho xD). Podéis leer a continuación el primer capítulo del libro.
Un beso a todas ;)
Fecha de publicación: Mayo 2011
Rústica/Bolsillo
ISBN 978.84.15160.64.9
Nº de páginas: 476
Tamaño: 13,5 x 21
Precio: 13 euros
Paty una vez más una muy buena reseña, te felicito por ello!
ResponderEliminarHabrá que leerlo =)
Un beso grande
Jajajaja, Hola Paty, la verdad es que jamás escribo comentarios en entradas con reseñas mías (no me parece correcto) pero en esta no he podido evitarlo, es como si me hubieras lanzado un reto con tu última frase: "(Noelia, si me lees, no tengas en cuenta nada de lo que he dicho xD)"
ResponderEliminarXD, así que, solo te voy a decir una cosa: ¡¡Me ha encantado tu reseña!! ¡¡Y la pienso tener muy, pero que muy en cuenta!! Las opiniones son libres, igual que los gustos, y tu opinión no solo me merece el mayor de los respetos, sino que además me encanta por su sinceridad y lo bien escrita que está, NO CAMBIES NUNCA!!
1 beso muyyy grande, guapísima!!
Noelia A.
Ups que se me había pasado por alto esta lectura!!!!
ResponderEliminarAnotado está. Gracias guapa. Besos.