Mía - [Adictos a la escritura]

Buenos días. ¿Qué tal el fin de semana? Espero que bien. El próximo miércoles hablaré sobre el Juego de Invierno. Hoy os dejo este relato breve que hice para el proyecto más reciente, el que se organiza mensualmente en el grupo Adictos a la escritura. El proyecto de este mes consistía en escribir un relato a partir de una frase. En este caso, a mi me asignaron la siguiente frase: "Soy muchas cosas, pero por sobre todas ellas no soy tuya"

Pues como parece que solo puedo escribir una cosa porque debo tener los cables cruzados, este es el resultado. Espero que os agrade :)






Mia

Mia era una excelente voz, una tonalidad tan hermosa que sobresalía como un cuervo en un campo de nieve en lugar en el que cada noche cantaba para su público. Aquella noche llevaba el vestido que el señor Coeman le había enviado como presente, tratando así de comprar una vez más su atención. Eso no funcionaba con Mia, rara vez agradecía los regalos de aquel tipo de fans, esos que no veían más que unos labios gruesos con los que fantasear. Esos aficionados no iban a escucharla cantar, iban a verla a ella, a deleitarse con el cuerpo que Dios le había regalado.

Era Mia una mujer de curvas voluptuosas, muchas veces había oído decir a algún cliente del pub que necesitaba ponerse a dieta o rompería las costuras de sus vestidos. No solía hacer caso de tales comentarios, pero a veces estaba demasiado sensible y era en esos momentos cuando prefería encerrarse en casa, cubrirse con una manta y hacer cualquier otra cosa menos pensar que estaba demasiado gorda para salir al escenario a cantar. Pero seguramente era gracias a su complexión robusta lo que le permitía sacar de dentro aquella magnífica voz que a tantos agradaba. Por supuesto, no podía permitirse el lujo de hacer lo que de verdad deseaba, esconderse de los demás. Tenía trabajo que hacer, tenía que salir a cantar y tenía que deleitar al señor Coeman; por el bien del local que le daba trabajo y por otros motivos que sólo el señor Coeman realmente conocía.

Con un suspiro, terminó de empolvar sus mejillas de un rojo cálido y repasó el carmín granate de sus labios. Tenía la boca pequeña, pero los labios llenos y carnosos, y eso provocaba mucha lujuria entre el público masculino. Si ellos supieran la verdad, ninguno fantasearía con su boca. O con su garganta. Los hombres eran a veces tan simples para algunas cosas... Se levantó del tocador y repasó su vestimenta, un ceñido traje rojo de lentejuelas, largo hasta los tobillos, con un escote palabra de honor. Mia se rió al descubrir el chiste. Tenía el pelo rojo (teñido, claro) y los ojos verdes, pero en nada podía parecerse a Jessica Rabbit, principalmente porque esa mujer tenía la estrecha cintura de un dibujo animado y Mia, aunque poseía unos pechos generosos y unas caderas rotundas, tenía la cintura en proporción. A veces, como en esta ocasión, se sentía atractiva y segura de sí misma. Podía hacerlo. Podría conseguirlo. 

Atravesar la cortina tras bastidores hacia el escenario siempre le aceleraba el pulso. El foco que apuntaba hacia ella la deslumbraba durante un momento, pero luego, mientras dejaba salir todo lo que llevaba dentro en la melodía que cantaba acompañada por las virtuosas manos de su amigo Tom, el muchacho de piel negra que tocaba el piano durante las actuaciones, podía ver quién había sentado en las mesas del club. Y, fiel a su promesa, allí estaba el señor Gustav, con el sombrero en la mesa al lado de su copa de wiskhy y el bastón de marfil en la mano, fumandose un puro. Mia sufría por el humo del tabaco, le raspaba la garganta y algunas noches no podía cantar. Pero no podía hacer nada contra las normas del club.

Aquella noche interpretó tres piezas, lentas melodías de jazz y soul que arrancaron aplausos entre el público de siempre. Terminada la función, Mia se dirigió hacia la mesa del señor Coeman y allí se sentó, dedicándole la mejor de sus sonrisas, sintiendo la mirada de Tom sobre sus hombros desnudos. Mia se sintió ligeramente afortunada, el señor Gustav era un hombre caballeroso, era joven y tenía cierto atractivo. No podía decirse que era un hombre desagradable o un cabrón de cuidado, sabía mantener los modales adecuados ante una dama. Pero saber que la agasajaba y la pretendía con lujuria incomodaba demasiado; Mia estaba segura de que, como todos los hombres del club, pensaba en su boca, en sus pechos y en sus muslos. Tal certeza contrastaba fuertemente con su inseguridad, pero no había conocido todavía hombre que supiera tratarla como algo más que un montón de curvas, que no pensara que le sobraba peso mientras le besaba las piernas o que la mirara con más atención cuando Mia estaba al lado de chicas más delgadas. 

- Buenas noches, señor Coeman - susurró con la mejor de sus entonaciones.

- Buenas noches, Mia. 

Como siempre que el señor Coeman pronunciaba su nombre, con ese acento que ella nunca lograba situar, Mia se removía en la silla con un nudo en el estómago. Sonaba tan interesado en ella, tan atento, que por momentos creía que de verdad el señor Coeman tenía interés en ella. Pero Mia negaba esta posibilidad rotundamente. No quería confiar en él. No podía confiar en que él fuese distinto a los demás.

Trató de mostrarse seductora, coqueta, pero en el fondo despreciaba tener que hacerlo, la hacía sentirse humillada; El señor Coeman solo buscaba follarse a la cantante del club del que era habitual; y quería hacerlo no porque Mia fuese una de las mujeres más guapas del club (que no lo era), sino porque era la estrella, la diva. Debería sentirse afortunada de haber captado su atención, pero en realidad se sentía angustiada por estar atrapada allí, en ese club y en ese cuerpo. Saber que cuando el señor Coeman le pusiera la mano bajo la falda, vería en sus ojos como se conformaba con lo que había y le daba igual lo que ella sintiera, le revolvía el estómago.

- Así pues - murmuró el hombre tras un rato de conversación -, por esta noche, eres toda mía.

Ella apretó los labios, cansada.

- No, señor Coeman. Soy muchas cosas, pero por sobre todas ellas, no soy suya.

Él sonrió, desafiante. La mirada que le dirigió acrecentó la inseguridad de Mia, porque, de pronto, el destello de interés que captó en el hombre parecía diferente.

- Te equivocas, querida Mia. Eres mía, sólo que todavía no lo sabes. Tu voz, tu cuerpo y tu mente, serán míos esta noche y para siempre.

Sonrió de medio lado. Mia se envaró en la silla, inquieta, al percibir los blancos dientes del señor Coeman; parecía que tenía un colmillo ligeramente más largo, algo desproporcionado.

- Ven - ordenó mirándole a los ojos y tendiéndole una mano.

Mia obedeció sin pensar.






20 intimidades:

  1. Precioso relato, te sigo, unbeso!

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  2. Un giro final muy interesante. Me ha gustado :)

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  3. Muy chulo Paty, muy buen perfil de la protagonista, y también me ha gustado el final, dejándolo en un punto misterioso. Me ha gustado mucho. Besos

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  4. Interesante relato!! Me gustó!!

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  5. Mmmm, qué sugerente ese final!! El texto está muy bien escrito, muy fino y nada vulgar a pesar de su tono "de club", jeje. Un saludo!

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  6. ¡Paty! Me ha gustado... Y mucho.... Ahí quedó la intriga....

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  7. Vaya!!! no pensé que terminará así muy misterioso.
    XOXO

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  8. Me ha encantado, y genial ese giro final. Realmente fantástico!
    ¡Un beso!

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  9. Como has debido contenerte para mantener la sutileza hasta el final, jaja.
    Muy buen relato, está muy bien narrado y es muy coherente.
    Te faltó una palabrita por acá "Debería sentirse afortunada de haber captado su, pero en realidad".

    Besos!!

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  10. Guao!!! Te tocó la frase que yo propuse XD Me gustado muchísmo el relato tiene una estructura y un fondo bien desarrollado que encaja casi a la perfección con la idea que tenía de la frase, la he sacado de una historia que estoy escribiendo -aunque hace rato que la tengo abandonada- está bien redactado pero me parece que por allí omitiste una palabra dice "...su," y yo asumo que iba "... su atención" o algo por el estilo... ya te dije que me gustó? ;)
    Nos leemos ^^

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  11. Vaya, que sorpresa, cuantas lecturas ^^ Gracias a todos por vuestras visitas, trataré de devolverlas ^_^

    El final se me ocurrió mientras lo escribía y decidí darle un giro interesante, parece que funcionó :D

    @Maga, sí que me contuve un poco. Mientras escribía el texto anterior a este me aburrí y me dije que no quería escribir sobre lo mismo, así que me puse a hacer otra cosa y esto fue lo que salió, jaja. Gracias por tu apunte, ni siquiera tuve tiempo de corregirlo ^^"

    @kroana, me alegra que te guste la forma en que incluí la frase en el texto. Y tienes razón, me comí una palabra xD ¡Gracias por decirmelo!

    Gracias por vuestros comentarios!

    Un saludo!

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  12. Muy intenso y sugerente!!
    Muy interesante!!

    saludos!!

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  13. te has comido la palabra atención ^^
    Me ha encantado el final!

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  14. Paty C: De tu relato sólo puedo decir tres cosas: Sensual, intrigante y misterioso.
    Me gustó: Doña Ku

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  15. ¡Impresionante! Podía sentir la amargura de la protagonista en cada palabra que leía y me hacía sentirme triste por ella.
    Pero también me ha resultado muy sensual y emocionante.
    ¡Un beso!

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  16. ¡que magnifico relato con un final realmente inesperado! :) ¡saludos!

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  17. Anónimo22:21

    Que qué me ha parecido esta intimidad... Pues, sinceramente, me ha encantado. Me he puesto a leer por curiosidad y me ha enganchado de principio a fin. La cadencia genial y la descripción del estado de ánimo de la prota muy conseguida... El final, misterio... me encanta.

    He encontrado tu blog en el foro de AE y, como yo también soy lectora de novela romántica, me he venido para acá. Voy a seguir mirando cositas.. Me gusta mucho.

    Besote

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