Posesión (III)

Lady Kirbridge sintió una punzada de culpabilidad, no estaba siendo nada receptiva, estaba demasiado impresionada con las sensaciones que lord Kirbridge le provocaba y no tenía en cuenta sus deseos. Le había hecho una pregunta pero, por alguna razón, la habia olvidado o no la había escuchado y ahora, seguramente, recibiría un castigo por estar distraída. ¡Tenía que estar más atenta!

- Apoya las manos sobre la mesa y alza tu precioso cuerpo, pero no dejes de sostenerte en la esquina - dijo él con amenazadora suavidad.

Lady Kirbridge obedeció. Obedeció lentamente porque cuando separó el pecho de la mesa, el vértice presionó su pubis enviando un ramalazo de placer por todo su cuerpo. Emitió un gemido y apretó los labios, rabiosa por lo complicado que iba a resultarle permanecer como él deseaba que permaneciera. Poco a poco logró incorporarse a medias y la postura le pareció incómoda y muy embarazosa, especialmente por la presión que el peso de su cuerpo ejercía sobre su entrepierna. Él no dijo nada, para mayor angustia de lady Kirbridge.

La tortura no terminó ahí. Lord Kibridge rodeó la cintura de su esposa con ambas manos y deslizó sus dedos por el vientre femenino con caricias cálidas y sensuales. Al momento siguiente el pecho de su esposo cubrió su espalda y su regazo presionó contra el trasero levantado, aumentando así la sensación de estar clavada contra el ángulo recto de la mesa. Un jadeo se escapó de entre sus labios temblorosos y un remolino ardiente se formó sobre su estómago al percibir la gruesa curva que formaban sus pantalones y su mente empezó a fantasear. Sentía la suave tela del traje contra la piel y el calor intenso de los dedos, que como lenguas de fuego se extendían hacia todos los rincones de su cuerpo. La fuerte respiración del hombre golpeó su oreja y se estremeció.  


- Repetiré la pregunta - murmuró lord Kirbridge con dureza, azotándole la nalga más enrojecida con la mano abierta. Ella se tensó más de lo que ya estaba y se removió para tratar de encontrar mejor postura, con tan mala suerte que se frotó inesperadamente contra el borde de la mesa. Tuvo que tragar saliva para reprimir un irrefrenable deseo de aliviar el dolor de su sexo; sentir a su esposo presionar entre sus nalgas tampoco ayudaba demasiado a tener la mente despejada y escuchar sus demandas. - ¿Por dónde te gusta que te posea? ¿Te gusta sentirme en tu estrecho y mojado sexo o en tu cálido y prieto trasero? Esa era mi pregunta y quiero una respuesta sincera. ¿Cual de los dos lugares te gusta más? No mientas, porque lo sabré.

¡Menuda pregunta! Lady Kirbridge enrojeció por completo y se dio cuenta de que lord Kirbridge vería su rubor y disfrutaría con él. ¡Hasta podía notar en sus propias manos como le había subido la temperatura! Sintió que aquella era una pregunta con trampa porque las últimas noches había sentido cosas muy intensas en partes de su cuerpo que ella consideraba indecentes.

- ¡Responde! - exigió él, palmeando su otra nalga. Lady Kirbridge se tensó y la presión contra su sexo aumentó. - Habla - exigió lord Kirbridge. Deslizó las manos por su vientre y rodeó sus pechos, sensibles y erizados, hasta cubrirlo con las manos. Ella se deshizo en sus brazos y frunció los labios para evitar seguir gimiendo desconsoladamente o él no tendría piedad. - Si tienes algo que decir, dilo. En caso contrario, responde a mi pregunta. 

Lady Kirbridge clavó los dedos en la mesa y trató de acomodarse mejor, pero era absolutamente imposible moverse sin sentir una presión inhumana entre las piernas, tan fuerte que su sexo empezaba a entumecerse y era una sensación muy extraña sentir ese hormigueo en los músculos de ahí abajo. Trató saliva, buscando el valor necesario para decir lo que quería decir. ¿Importaba decirlo? A él parecía importarle y, dado todo lo que habían experimentado en los últimos días, el mundo no iba a acabarse porque ella confesara lo mucho que le gustaba sentir a lord Kirbridge en su interior y el modo en que más le gustaba.

- Me agrada sentirte dentro de mi, pero... - vaciló. Él la recompensó con unas suaves caricias en sus pezones, provocándole un mayor dolor y un jadeo, animándola a continuar. - Me agrada cuando me acaricias con la lengua y todo eso...

- Estás esquivando mi pregunta - susurró impaciente, pellizcándole las cimas con fuerza y presionándola todavía más contra la mesa, lo cual era ya imposible. Ella rugió, furiosa y atormentada.

- Por detrás - murmuró al final, derrotada.

- ¿Por detrás? - preguntó él, cuyo tono pasó de la amenaza a la diversión. - Puedo hundirme dentro de ti, desde atrás, por cualquiera de los dos orificios tan cálidos que posees, lo cual es muy excitante. Pero necesito que seas más específica o pasarás una semana entera, con sus días y con sus noches, sin que te permita tener un orgasmo.  

Podría haberse dado la vuelta y haberle dado un tortazo por decir esas cosas tan sucias, pero tenía la sangre ardiendo en las venas y una necesidad espantosa por bajarse de la mesa. Lloró de pura frustración, sabiendo que hasta que él no obtuviera una respuesta y la respuesta precisa, no dejaría de atormentarla. Sus palabras saliero a borbotones, con un timbre de pánico en la voz.

- Me gusta sentirte detrás de mi, me gusta cuando me penetras por detrás, cuando te hundes en mi trasero, me quemás cuando te siento, me gusta mucho... por favor no me hagas volver a repetirlo - suplicó, muerta del espanto. Lo había dicho. Ahora ya estaba, ahora quería buscar un agujero en el que enterrarse.

- Así me gusta - alabó él, besándole el cuello. Liberó uno de sus pechos y deslizó la mano por su cadera, luego hacia atrás y finalmente alcanzó el lugar que ella mencionaba, acariciándolo por fuera. - ¿Aquí?

- - gruñó ella, a medio camino entre la rabia, la indignación y una excitación muy potente. Pero su entrepierna se había entumecido por completo y era una sensación horrible.

- Perfecto - murmuró él.

Retiró la mano, pero no se separó de su cuerpo. Ella se estremeció de vergüenza, decepcionada porque hubiese dejado de acariciarla ahí. Un momento más tarde, sintió que algo conocido presionaba contra su estrecho camino; no se trataba de lord Kirbridge, sino de un objeto, de ese juguete con forma ovalada que ya había usado antes con ella. ¡Que tramposo! Sabía perfectamente que ese objeto estrecho en su punta y grueso en su centro la hacía perder la cabeza. Le gustaba la sensación que le dejaba, ese calor que le quemaba, que le licuaba la sangre, que disparaba sus nervios y convertía su cuerpo en una masa temblorosa. La vergüenza se transformó, inesperadamente, en una intensa excitación y se ahogó con sus propia respiración, lanzando un gemido. Podría haberse corrido si él se lo hubiera dicho.

- ¿Te gusta? - quiso saber lord Kirbridge, removiéndo el objeto en su interior. Ella apretó los dientes y su cuerpo se tensó.

- - dijo ella, absolutamente entregada. - Mucho... mucho... - reconoció, tirando por la borda toda la decencia que había estado tratando de ocultar. El hombre empujó el juguete por completo y lo dejó bien encajado. Ella gritó por la impresión, porque no lo recordaba tan grande y empezó a jadear nerviosamente; no pudo menos que asombrarse por el estudiado diseño de aquel objeto, que parecía estar no solo hecho para dar placer sino para quedarse quietecito en ese lugar. Mientras esperaba un nuevo movimiento de su depravado esposo, divagó acerca del objeto, pensando a quién se le habría ocurrido semejante idea y a cuantas mujeres, como ella, les gustaría aquello.

- Baja - ordenó por fin. Ella dio un saltito y, aliviada, puso los pies en el suelo, liberándo su peso. El hormigueo entre sus piernas estalló y se expandió por su centro, por su vientre y por sus muslos, doblándole las rodillas. Lord Kirbridge la hizo girar para ponerla frente a él y la besó profundamente, apretándose a su cuerpo tembloroso, acariciándole las nalgas rojas. Ella se abrazó a su cuerpo desesperadamente, caliente y húmeda, con una deliciosa quemazón en el trasero. El maldito sabía exactamente todo lo que le gustaba. La agarró el pelo y se separó de su boca. - Nunca me mientas - susurró sobre sus labios calientes. - Nunca me digas que algo te gusta si no te gusta y nunca me escondas qué es lo que más te agrada. Jamás. Si te pregunto, respondes; si te ordeno, obedeces. ¿Lo has entendido?


- Sí... - asintió con un gemido. Comprendió entonces sus preguntas, sus exigencias, pero no tuvo tiempo de reflexionar mucho más.

- Recoge la corbata y cúbrete los ojos. Lo que he hundido en tu trasero se quedará ahí hasta que considere que mereces sentirme a mi en su lugar. A partir de este momento, no dirás una palabra a menos que yo te lo permita, ni harás más de lo que yo te diga. No quiero una vacilación, no quiero temor, no quiero que sientas vergüenza porque no hay motivos para ello. Voy a castigarte severamente por muchas razones, y la primera, por tratar de esconderme lo que de verdad deseabas. Ve - le palmeó el trasero una vez más.

Ella sentía un escozor inócomodo mezclado con una agradable sensación de gozo y de picante culpa; obediente, cogió la corbata que había sobre la mesa y todo quedó a oscuras.

12 intimidades:

  1. Sublime, no puedo decir nada más por que sobran las palabras... "por detrás...", que golosa es esta Lady Kirbridge... O.o

    Y me pregunto yo... ¿que castigo le tendrás preparado su marido?. Mira que hecho de menos a Lord Crawford... sería grandioso verlos a los tres en acción XD

    Bueno guapa, gracias por compartir esta excitante historia!.

    Saludos bella y feliz fin de semana!, muak!

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  2. Me encanta leerte, haces volar la imaginación al país de los deseos mas ocultos...

    Un cariñoso beso y feliz fin de semana

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  3. Hola Dulce! Pues ya ves, algo especial tenía que tener la muchacha :P Sobre el castigo, veremos como lord Kirbridge improvisa sobre la marcha y en cuanto a lord Crawford... Paciencia, paciencia, no creé ese personaje para nada xD

    Hola janna, bienvenida y gracias por tus palabras ;)

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  4. Me encantan esos momentos de severidad mezclados con dulzura, la inquietud de no saber que va a suceder. La privación de los sentidos es una de las cosas más estimulantes que existen a la vez que desconcertante. Vamos que las mezclas son explosivas.

    Genial como siempre e inquieta por saber lo que deparará...y yo tampoco me olvido de Lord Crawford.

    Un besazo Paty.

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  5. Me ha encantado! Como me haces imaginar! Eres genial escribiendo y creando, te felicito una vez más ;)
    Un beso enorme preciosa!

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  6. Impresionante el nivel de pasión y tensión en esta historia, me encanta lo exigente que es lord kirdbridge. Que castigo le tendrá preparado a su esposa? Esperaremos con ansia a saberlo. Y sobren Crawford, si aparece en un futuro yo tb encantada. Besis

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  7. Un caballero, nunca sale de casa sin sus juguetes ¿Me pregunto si esconde alguna sorpresa mas en sus bolsillos?

    Es curioso ver al dominante confesando que no quiere que le mienta sobre sus gustos y le revele sus fantasias, pero logico, no se muestra, pero el rol de Dom, aunque parezca todo lo contrario, es un papel duro y poco egoista, donde su objetivo es el placer y comfort de su pareja ante todo, pero manteniendo la imagen de control. Aunque por supuesto, tiene sus grandes beneficios, como ver a tu esclava estremecerse entre tus brazos.(No soy un experto en la materia, asi que perdonad si he dicho una burrada.)

    Como siempre, un gusto.

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  8. Tienes la capacidad de dejar el relato en el momento justo, asi nos haces volver a por más uf!

    Esperando la siguiente.....un saludo y mil besos!

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  9. Princesa, nadie se olvida de Crawford, yo la primera ;) En cuanto a la experiencia relatada, mi filosofía en estos relatos no es plasmar únicamente el encuentro entre lord y lady K, sino relatar la experiencia que ella tiene sobre estos encuentros. Opino que eso es lo que hace estimulante cualquiera de los textos. No sé si lo logro... al menos es lo que pretendo :)

    Hola querida aleera, mi imaginación no deja de fluir, mi mente no para de fantasear y a veces estoy demasiado en las nubes. Pero lo compenso con grandes escritos que tanto os agradan ^_^ Besos!!

    Querida hada, el castigo reservado solo lo sabe lord K :D Pero se desvelará en próximas entregas, igual que la futura aparición de lord C ^_^ Un saludo!!

    Querido pirox, me encanta leerte pro aquí. Tu opinión acerca de la naturaleza de un Amo es la que yo comparto, al menos desde mi punto de vista romántico, pero creo que se acerca a lo que realmente es. Si algún Amo se pasa por aquí y puede iluminarnos con su experiencia, no me vendría nada mal saber su opinión. Besos!!

    Hola Nina, claro que tengo que cortar en el mmomento justo, ¡necesito que volváis! xDD Además, cortar en el momento más tenso enriquece la experiencia :D Un saludo!

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  10. exquisito Paty! :)
    mm..a por el siguiente capítulo.

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  11. Ajá... justo me pongo al día con tu blog cuando tengo prohibidísimo... erm.... ayyyyyyyyyyyyyyyy!!!!
    Dos horas más....

    Sigo leyendo... (No soy masoquista?????)

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  12. Revolucionas mis fantasías...jijiji... Lord Delicioso o Lord Demonio,no se como definirlo...

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