Abril fue un mes duro, al final tuve una de mis crisis que habitúan a darme y me paralizo a la hora de escribir (me tiene que dar al menos una vez al mes), así que únicamente me he dedicado a la lectura y he llenado el Kindle con toda la mierda que encontré por ahí (traducción: libros a montón). Así que no voy a ganar a reseñas de aquí al año que viene con todo lo que estoy leyendo. ¡Pero eso es bueno! Así me documento y estudio las diferentes formas de literatura romántica y erótica. Las reseñas para el mes de Mayo van a ser variaditas, por fin he conseguido leerme libros pendientes y voy a traer cosas que espero que os interesen. Mientras tanto, tengo un montón de cosas que escribir.
¡Anuncio! Shayla Black, autora de la serie erótica bdsmera "Guardaespaldas", de la cual reseñé el último libro que tanto os gustó, Me perteneces, tendrá una nueva novela prevista para Junio. La editorial Pàmies ha anunciado que el libro Mía para siempre (Mine to Hold, el libro 6º de la serie), saldrá en España el próximo 2 de Julio. ¡Ya queda menos! Mientras tanto, para los que sepan inglés, la sinopsis de la novela que podéis leer en la web de su autora.
Para este mes, oficialmente tengo las reseñas de:
Es posible que, aparte de las reseñas, no vaya a escribir nada nuevo, salvo los certamenes a los que me he apuntado. Estoy con el proyecto de la universidad (título del proyecto: solución aproximada de un oscilador no lineal de paridad mixta mediante el método de balance armónico racional (ya hay quién me ha dicho que haga un relato con este título)), y me lleva bastante tiempo. Además, tengo que corregir unas cosas y vamos, que no sé cómo voy a estar de aquí a fin de mes, porque en Junio tengo un examen final. Trataré de publicar algo nuevo, pero pobrablemente Reincidencia se quede en standby durante unas semanas mientras me centro.
Dónde si voy a participar, además de en el proyecto de Adictos a la escritura (¡un reto con imágenes!, ¡mis favoritos!) es en el certamen Musas de la noche, del blog de Maga de Lioncourt. Un certamen literario la mar de interesante con unos premios muy chulos y un jurado de lujo. En la imagen tenéis todos los detalles.
Mi querida amiga Nikta le ha dado un premio a este blog. Viene con la pregunta: ¿Por qué creo que mi blog tiene corazón? Bueno, es fácil de contestar, pero a la vez complicado, porque no sé si voy a saber responder como es debido. Este blog tiene corazón porque lo que escribo en él está dedicado a todos los que lo leen. Además de escribir para mi, escribo para que otros sientan lo que escribo, para llegar a tocar la fibra sensible de los lectores. Si eso no lo consigo, es que el texto no tiene corazón. Y cuando se trata de un tema tan sensible como es la erótica, dónde como te descuides acabas por soltar palabras vulgares en textos fríos y sin alma, pues hay que tomárselo con mucha calma, cuidar las palabras y expresar lo que quieres expresar. Por eso este blog tiene corazón, porque es muy íntimo y es especial ;) No sé si me he explicado...
Y como pasa siempre, hay que entregarlo a aquellas personas que para mi, tienen un blog con corazón. Como algunas ya lo tienen, va para mis fieles seguidoras, princesa{Celta}, Sweet y nissa{S3M} y además, se lo devuelvo a Nikta ;)
Hay otro premio también, concedido por Belle de la Croix y Susana Barreiro, que además viene con encuesta. Conste que ya lo tenía de antes, pero lo actualizo.
Se lo entrego a... ¡todos los que están participando en el Juego de Primavera actualmente! ^_^
Y hablando del Juego de Primavera...
Nuestra compañera Kelly Dreams (bajo el pseudónimo de Nisha Scail), ya ha publicado su relato para el Juego de Primavera. ¡Tenía ganas! Jajaja. Podéis leerlo en su blog Pasiones Nocturnas: Atrévete a probar el deseo. Igualmente, tenemos una participante que ya tiene su texto, Patricia O., que sigue negándose a publicarlo en su blog, jajajaja. Aquí dejo el texto.
Lo que acostumbras... o no
Como cada jornada, sobre las nueve, Ámber regresaba a casa. Utilizaba la línea de metro número 3, cuya duración era de veinticinco minutos y que siempre pasaba por la estación a las nueve y diecisiete. Eso le daba tiempo a comprarse algo de comer en la tienda de la esquina, normalmente un croissant, que mordisqueaba con calma mientras paseaba hacia el andén. Aquella noche llevaba un libro bajo el brazo, una nueva lectura que empezaría en cuanto se diese una ducha, se pusiera el pijama y se metiera en la cama. Pensando en si estaría demasiado cansada para leer diez páginas o un capítulo entero, subió al metro, que siempre estaba lleno a esas horas, y buscó un lugar dónde sentarse; casi nunca había un asiento libre, pero no perdía nada por comprobarlo.
De pronto, le vio entre la gente. Se sobresaltó cuando sus miradas se encontraron y bajó la vista al suelo. Él estaba allí, como cada noche, en el vagón de metro de las nueve y diecisiete de la línea número 3...
Aparentando indiferencia comenzó a avanzar entre la gente hasta encontrar un hueco justamente junto a él. Hubiera preferido continuar buscando pero sabía que sería en vano, además quedaría muy en evidencia si rehusaba quedarse a su lado. Estaba tan próxima a él que podía sentir el olor de su colonia. No sabía donde posar su mirada, así que no le quedó más remedio que entornar los ojos y concentrarse en su camisa azul marino entreabierta, por donde asomaban algunos vellos y podía ver su piel algo bronceada. Instintivamente levanto los ojos -solo para comprobar que él también tenía su vista sobre ella- Amber se sonrojó y se mordió el labio inferior. Se sentía una tonta, luego de pasar cada día deseando que llegue la hora para poder verlo.
Alan sonrió ante ese sonrojo, le gustó ver sus labios rojos humedecidos cuando se sintió descubierta; ya se había acostumbrado a esas reacciones propias de chica tímida desde que la vio por primera vez. Era bonita, le gustaba su piel blanca y ese lunar que tenía en la barbilla. Se detuvo en el discreto escote que se dejaba ver bajo la gabardina gris que llevaba entreabierta, al juzgar por su atuendo podría jurar que era secretaria ó algo por el estilo.
Aunque su estilo era bastante recatado, lucía muy bien con esa falda sobre las rodillas y esas pantimedias negras con las que hacía juego un par de zapatos del mismo color, de taco no muy alto. Esta era la primera vez que estaban tan próximos, podía sentir el nerviosismo de la muchacha, su forma de humedecerse los labios lo estaba excitando, quizá ya iba siendo hora de intentar un acercamiento. Estaba seguro que la chica no podía ser tan aburrida como aparentaba.
Aprovechando uno de los sacudones del vehículo se acercó más a ella, demasiado, por la forma en que podía sentir su aliento tibio sobre su pecho. La vio abrir grande los ojos, sin mirarlo, y parpadear varias veces mientras el rubor seguía tiñendo sus mejillas.
Amber sentía que el calor se instalaba en su cara, el movimiento del metro se lo había echado encima y ella, que iba con las manos bajas llevando el libro y el croissant a medio comer en una bolsita, al fin pudo saber lo que le provocaba a ese hombre con el que se miraban disimuladamente cada noche.
Él estaba excitado y ella lo podía sentir aun en los movimientos más sutiles del metro sobre las vías. Se sentía sofocada, y al mismo tiempo también se estaba humedeciendo; podía sentir sus pezones duros contra la tela de la prenda que llevaba, temía que fuera a notarse en cualquier momento. Estaba atrapada entre la pared metálica y el cuerpo de ese hombre que parecía querer fundirse con ella. Su olor, su calor, sus ojos mirándola insistentemente la excitaban cada vez más.
Muchas de las fantasías que se había inventado, y que lo tenían como protagonista, pasaron por su mente. Cerró los ojos y se imaginó arrodillada frente a él, luego de haber dejado que la desnudara completamente. Se vio quitándole la última prenda con sus propias manos, dejándolo como Dios lo trajo al mundo frente a sus ansiosos ojos y su hambrienta boca.
Volvió rápidamente a la realidad al notar un gemido imperceptible saliendo de sus propios labios, cerró los ojos y lo sintió apretarse más contra su cuerpo al tiempo que su boca rozaba su cuello y comenzaba a susurrarle palabras tiernas al oído. Abrió los ojos cuando recordó donde se encontraban, y que no estaban solos, pero nadie allí parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo entre ellos. Sus manos seguían aprisionadas entre su pelvis y la de él -que cada instante la perturbaba más con la excitación que ostentaba bajo los pantalones-, con el libro y el croissant que ahora se habían convertido en sus enemigos y en objetos de su profundo odio al estar entre ellos.
Amber estaba prácticamente con la mejilla apoyada contra la tela de ese pecho que, ahora se daba cuenta, era muy fuerte; su respiración se estaba acelerando al igual que la de él que, delicadamente y sin que se notara, había comenzado a recorrer su cuerpo bajo la gabardina. Un solo movimiento bastó para que sus labios se perdieran en los vellos de su tórax y comenzaran a besar y a morder suavemente su piel; su nariz pegada a la piel masculina saboreaba su aroma.
Alan supuso que el libro y el croissant habían terminado bajos sus pies, pues pronto sintió sus manos tocarlo sobre los pantalones primero y luego muy sutilmente una de sus manos se fue introduciendo bajo su ropa hasta llegar a su miembro duro y húmedo. La sintió gemir otra vez, al tiempo que su boca intentaba llegar a la de ella y sus manos seguían haciéndose un espacio hasta su piel.
Repentinamente ella lo apartó, y comenzó a alejarse entre la gente intentando llegar a la puerta más próxima para bajarse en la siguiente parada; no le importaba que aun faltara para llegar a su destino, tenía que apearse ya ó iba a perder la cordura que siempre la había caracterizado. Sentía mucha vergüenza por su proceder y por dejarse llevar por el momento, imaginaba que el hombre pensaría cualquier cosa de ella y no sabía cómo iba a comportarse la próxima vez que lo viera.
Cuando al fin logró apearse del metro ya había comenzado a llover, no tenía nada con que cubrirse y para colmo había perdido ese libro que tanto trabajo le costó conseguir. Antes de quedarse en esa estación donde no tenía donde guarecerse de la lluvia prefirió caminar hasta su casa, no le faltaba mucho trayecto para llegar y en cualquier caso tomaría un taxi. Se sentía una tonta, no era su estilo dejarse llevar de esa forma, era la primera vez que le sucedía eso y se comportaba de esa manera en un lugar con tanto público. No quería ni pensar en la impresión que ese hombre se habría llevado de ella.
Cuando Alan logró bajar de ese metro abarrotado ella ya se había alejado con paso apurado, lo suficiente como para que tuviera que correr para alcanzarla. Sonrió al notar que esa muchacha además de ardiente era temeraria. A nadie se le ocurriría pasar por ese lugar tan desolado, y que lindaba con un parque un tanto oscuro, a esa hora de la noche y con la lluvia cayendo de esa forma. Apuro el paso, no iba a dejarla escapar de ninguna manera; llevaba meses observándola, y después de haber saboreado y conocido un poco de ella quería mucho más.
Cuando logró alcanzarla y la tomó por un brazo Amber se asustó muchísimo, pero luego se tranquilizó cuando lo reconoció; aun así, intentó zafarse y continuar pero él no se lo permitió, la acercó más a su cuerpo y la besó. Sentir su lengua enredándose en la suya fue el detonante que tiró por la borda todos los pensamientos que ella venía barajando mientras caminaba. Acariciar sus pezones excitados bajo la gabardina y sentir sus manos enredarse en su pelo mojado lo desarmaron. Ella no solo lo excitaba, tenía un no sé qué que le despertaba la ternura y las ganas de tenerla solo para él.
No había tiempo. Estaban en medio de la lluvia en un lugar prácticamente desolado, no había otro sitio donde ir. Alan la tomó de la mano y la llevó hacía los árboles del parque lindero, él conocía la zona y sabía que no era peligrosa…si estaba con él. Se metieron entre los árboles, Amber sentía su mano apretando la suya mientras lo seguía, notaba que sus pies se hundían en el pasto y aun así sonrió; eso era una locura, pero ya no le importaba si estaba bien ó mal. Se dejó apoyar contra el tronco de un árbol y comenzaron a besarse y a tocarse con desesperación al tiempo que las ropas caían empapadas, al igual que ellos, a la hierba mojada.
De pronto, Amber se vio completamente desnuda -sólo con las pantimedias-, tumbada sobre la hierba, con él entre sus piernas descubriendo su cuerpo palmo a palmo, acariciándola con un deseo y una delicadeza de la que nunca se creyó capaz.
Entre sus piernas, él estaba entre sus piernas, completamente desnudo, devorándola con la mirada y dibujándole la piel con caricias y besos. La lluvia seguía cayendo sobre ellos, mientras sus ojos se encontraban y sus respiraciones y jadeos se aceleraban cuando al fin Alan se volvió parte de ella y Amber sintió su interior explotar y derramarse a cada embestida de su cuerpo contra el suyo.
El momento entre los dos fue intenso, diferente, mucho más que un encuentro casual.
―Quiero volver a verte.―le susurró Alan sobre los labios, mientras recuperaba el ritmo normal de su respiración. Sus manos le acariciaban el rostro y sus ojos buscaban una respuesta en el fondo de su mirada.
Amber no podía hablar, aferrada fuertemente a su espalda solo lo sentía descansar dentro de ella. Y otra vez los pensamientos censuradores acerca de lo que acababa de hacer volvían a asaltarla.
―Me gusta como se tiñen tus mejillas cuando te sonrojas.
Sonrió, y le rozó los labios, ella se estremeció y lo miró.
―Lo siento…no acostumbro a…
―Shhh…no importa lo que acostumbres ó no. Ya me estaba cansando de tomar ese metro únicamente para verte a ti…
Ella lo miró sorprendida y Alan volvió a sonreírle.
―Prométeme que nunca habrá más metros entre nosotros dos…
No la dejó responder, se volvieron a besar con esa pasión que juntos habían descubierto. Ya no recordaban el metro abarrotado de gente, y tampoco les importaba el lugar a donde estaban ahora, mucho menos la lluvia que caía sobre ellos…
Bueno, creo que eso es todo por el momento. Si alguna de las participantes envió su relato y no lo he publicado, que me lo haga saber, que llevo despistada unos cuantos días.
Muchos besos y hasta la próxima ;)
Hola guapa, muy buena respuesta ;) y muchas gracias por todo. A ver si me puedo poner con el juego de primavera que ya sabes como estoy... muakis.
ResponderEliminarGracias Paty...ya me animaré a publicarlo en el mío :-P
ResponderEliminarBesos
Felicidades por tus premios, Paty!!
ResponderEliminarQué bueno que estés leyendo. Me tienes que contar si compras o descargas las novelas eróticas, porque yo cada vez que busco sólo encuentro homoeróticas :-P
Mira la picarona de Patricia!! Hay que conseguir que se anime a publicar sus relatos en el blog, que le quedan estupendos!!
Este es el relato erótico de su autoría más intenso que he leído, me pareció excelente. Qué no sea cobarde, ¿dónde piensa publicar la serie de Héroes y villanos sino? jejeje.
Besos, me voy a leer a Kelly y a inspirarme para enviar mi relato!
Hola Maga, pues todas las reseñas que hago son de ejemplares que me proporcionan las editoriales, salvo alguno que yo misma me haya comprado ;)
ResponderEliminarSi quieres te hago una lista de novelas eróticas que puedes buscar :P
Un beso!
Hola,
ResponderEliminarYa tengo el relato publicado se llama Sin Pretensiones, espero que esté a la altura. :-S
Está en el siguiente enlace: http://milirio.blogspot.com.es/2012/05/sin-pretensiones.html
Un beso.
Felicidades por esos premios! Suerte con ese super proyecto, que si es la mitad de complicado que el título que ostenta, al menos vas a necesitar paciencia. Y el relato de Paty está muy bien, la forma de contarlo y la historia. Me encanta la imagen de la lluvia... Besoss
ResponderEliminarHola, felicidades por el premio y de paso te cuento que en mi blog tienes otro premio, super merecido porque tu blog me encanta!!
ResponderEliminarhttp://romance-al-extremo.blogspot.com
El relato me pareció fabuloso.
Un abrazo
Juraría que había dejado un comentario en este post... aunque teniendo en cuenta a Blogger, que nunca hace una a derechas, no me extraña nada que no se grabara ¬ ¬
ResponderEliminarEl relato está muy bien enfocado, es quizás con más ternura que erotismo, pero esas pinceladas que da ella con sus fantasías aportan el toque justo.
Está realmente muy bien.
Enhorabuena a la autora.