He olvidado hablar de la sensualidad como parte del trabajo erótico. Fallo mío.
Un texto erótico tiene que ser necesariamente sensual y no siempre en un sentido sexual. El arte de la sensualidad, al principio de los tiempos, era el despertar de las emociones y los sentidos. Estimular los sentidos es lo que provoca una respuesta física o emocional en las personas. Ahora parece que hemos olvidado que lo erótico es una respuesta a un impulso que nace en la mente de quién ha recibido ese impacto.
En nuestro trabajo como escritores, esta provocación que logra erizar la piel de nuestros lectores pasa por varios caminos antes de llegar al público. De nuestra imaginación a la hoja en blanco, de ahí a una novela, y al final, al lector. Pero cuentan otros muchos factores.
Una novela es algo muy complejo, ya lo sabéis. Yo estoy acostumbrada a escribir relatos cortos, de no más de cinco mil palabras, dónde cuento breves historias siempre centrada en una relación erótica. Me gusta porque puedo utilizar algo tan íntimo como la exposición física y emocional que supone el sexo para narrar emociones que de otra manera, no sabría explicar. Poniendo a prueba la mente y las emociones de los personajes, consigo transmitir una historia. Esa es mi forma de trabajar.
Por eso, cuando leo novelas eróticas dónde solo hay narraciones de cama, besos y caricias, me suelo aburrir bastante. Así que en este artículo voy a intentar explicar algunas de las cosas más importantes a tener en cuenta a la hora de plantear una escena erótica.
(No voy a empezar diciendo si la escena es necesaria o no para el desarrollo de la novela; vamos a partir de la base de que sí.)
La sensualidad
sensual.(Del lat. sensuālis).
- adj. Perteneciente o relativo a las sensaciones de los sentidos.
- adj. Se dice de los gustos y deleites de los sentidos, de las cosas que los incitan o satisfacen y de las personas aficionadas a ellos.
- adj. Perteneciente o relativo al deseo sexual.
Para que exista sensualidad, ha de existir una atracción entre dos personajes. Para que un lector no se aburra leyendo, ha de existir una justificación sensual hacia el acto que se va a desarrollar. No basta con decir que un personaje se siente atraído por el otro. No. No es suficiente con eso. No basta para escribir veinte páginas de sexo acrobático.
Ha de haber una causa y hay que implicar al lector. ¿Cómo? Explicando esa atracción. Poniendo sobre el papel las emociones y sentidos que se han estimulado en el personaje —y no me refiero solo a la reacción física, como endurecer un miembro o humedecer la ropa interior—. Hay algo más, mucho más.
Hay pulso acelerado. Cambio en el ritmo respiratorio. Sudor en las manos. Calor. Ansiedad. Chisporroteo. Estremecimientos. Piel erizada. Pupilas dilatadas. Esto no son más que estímulos físicos, pero también juegan un papel importante los estímulos mentales y emocionales. Así pues, haz partícipe al lector de la sensualidad del momento. Utiliza el entorno para crear un ambiente. No tiene porque ser una habitación con una cama roja, puede ser cualquier lugar, ya que en el momento en que uno de los dos toma conciencia sensual de otro personaje, puede suceder en cualquier parte.
Puedes jugar con la luz. Con el sonido. Con la temperatura. Eres un director de escena, controla todos los elementos y envuelve a los personajes en una atmósfera propicia para lograr una mejor inmersión en el desarrollo del relato. Acércalo hacia tus personajes y ofrécele detalles para que pueda ponerse en su piel.
Tensión
Esto es algo esencial a la hora de desarrollar una trama cargada de sensualidad y erotismo. La tensión erótica de la que hablábamos hace poco.
Has iniciado un momento cargado de sensualidad. Si resuelves demasiado deprisa esa atracción, pierdes la oportunidad perfecta para atrapar al lector. Pero, si retrasas la narración erótica y alargas la espera, harás que caiga en tus redes y se interese por saber cómo acabará la historia. O, al menos, te leerá hasta que haya una culminación sexual.
Juega con las situaciones. Haz que los personajes se crucen. Si los personajes se ven todos los días, deja caer gotas de información. El lector es un consumidor ávido, querrá todos los detalles, cuanto menos des, más atractivo resultará.
Pero la tensión no se limita solo a situaciones fuera de la cama, o a una conversación. Ha de existir tensión durante una narración erótica. Cuanta más tensión se genere, el lector seguirá leyendo hasta encontrar el desenlace. Sabe perfectamente lo que va a pasar, y lo busca. Dale lo que quiere.
Ritmo
Una escena de cama aburre. Cuando llevas trescientas escenas de sexo escritas a tus espaldas, no solo te cansa escribirlas, te cansa leerlas. Una escena de sexo de más de dos páginas es lo más soporífero que vas a encontrar en una novela erótica. ¿Por qué? Por la falta de ritmo.
Ya hablamos del impacto inicial en la guía para escribir escenas eróticas, la importancia de encontrar el momento exacto para dar comienzo al volcán de emociones entre los personajes. Y también comentamos que el tono y el estilo tenían que ir en consonancia con el tipo de narración que el escritor quiera hacer.
A todo eso hay que añadirle ritmo.
El sexo es como bailar. Si no hay ritmo, si no hay pasión, al final acabas meneando las caderas como si tuvieras una barra de hierro en lugar de espina dorsal —o que, sencillamente, llevas un palo de escoba metido por el trasero—. No me voy a meter en cómo cada cual hace las cosa en su casa, pero sin ritmo, lo más probable es que aburras al lector —y a la persona que esté contigo en la cama—.
El ritmo varía según el objetivo de la narración. Igual que tienes que evitar que tu lector se aburra leyéndote durante las trescientas páginas que dura tu historia, hay que evitar que se aburra con la escena erótica. Así pues, deja que fluya.
Un error bastante común es describir, con detalle, lo que está pasando. Una caricia aquí, un beso allá, una penetración en un momento dado. Sí. Vale. Pero no hay que hacerlo de forma mecánica, no hay que seguir un patrón como cuando describes a una persona, que vas de arriba abajo señalando todo lo que viste.
Por eso, os dejo una guía rápida para desarrollar una escena con ritmo:
- 1.— Describe las acciones de ambos personajes. Aunque estés dentro del PoV de uno de ellos, actúan dos personas —o tres—. No te centres solo en uno, juega a intercambiar los movimientos de uno y de otro. Sí, como un en un baile.
- 2.— Si tu escena es corta e intensa, utiliza frases cortas y jamás emplees más de dos adjetivos. Con uno sobra. Los adjetivos, y los verbos, no se regalan.
- 2.1.— Si tu escena es larga, utiliza frases un poco más elaboradas y subordinadas (pero no vayas de Shakespeare y no subordines hasta el infinito); emplea al menos dos o tres adjetivos cuando quieras concretar algo que sea especialmente apasionante.
- 2.2.— Por mi experiencia escribiendo, suelo tender a veces hacia la exageración, y recargar las frases para ganar impacto. Cuando hayas recargado tu texto, repásalo y borra unas cuantas palabras.
- 3.— No llames a todas las cosas por su nombre. Esto no es un manual de anatomía básica, si empiezas a repetir las mismas palabras en el mismo párrafo, el ritmo se vendrá abajo.
- 3.1.— Tampoco busques complejos sinónimos para todo. Haz una combinación.
- 3.1.1.— Mejor no te centres tanto en una única parte del cuerpo.
- 4.— Ponle pasión. Cuanta más energía pongas a tu relato, más se notará la acción. Si escribes con tiento, o con pudor, esa narración quedará encorsetada. Deja que fluya, no pienses en tus personajes, ni pienses en tus propias emociones. No tengas miedo.
- 4.1.— Son tus personajes y te los f... como quieras. Seguro que si tuvieras que traumatizarlos o hacerlos llorar porque han atropellado a su mascota, no tendrías tantos prejuicios.
- 5.— El final de una relación, el momento del clímax, es la parte más difícil. No basta con un “tuvo un orgasmo tremendo” y ya está. Para tus personajes eso ha tenido que significar algo, de lo contrario, no lo habrías escrito. ¿No?
- 5.1.— ¿El clímax ha sido igual de tremendo para los dos? ¿Qué ha sentido un personaje? ¿Qué ha sentido el otro?
Eso es todo por hoy. ¿Qué os ha parecido? ¿Cómo desarrolláis el erotismo en vuestros escritos? ¿Qué trucos aportaríais para dar sensualidad?
Si te ha gustado el relato, no dudes en compartirlo. Te invito a que dejes algún comentario. Si te gusta el contenido general del blog, quizá te pueda interesar:
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¡Hola! He leído el artículo y me ha parecido muy cierto todo lo que explicas en él. La sensualidad es uno de los puntos más importantes (si no el que más) a la hora de relatar una escena erótica.
ResponderEliminarAdemás, me ha encantado tu forma de dar pautas a la hora de hacerlo. Seguro que a muchos nos sirve.
Saludos,
Sun W.