
Forcejeó un poco intentando librarse las manos, pero cinturon estaba bien apretado. Unos dedos se metieron entre sus piernas y comenzaron a llenarla de chocolate. La primera caricia le provocó un desmayo, suspiró profundamente, y los dedos viajaron de un lado a otro. Pulsaron su delicada semilla, arrancándole un grito rasgado de placer, regresando después a su parte trasera. Justo entre sus nalgas, esos mismos dedos le ofrecieron una caricia deliciosa pero violenta para ella, introduciéndose manchados de chocolate en un prieto agujero. Ella protestó ahogadamente, pero eso solo suavizó las caricias, no las impidió y cada vez eran más intensas y ella se sentía más llena de chocolate. Con un movimiento firme, un dedo se clavó dentro obligándola a levantar ligeramente la cadera y sin quererlo, un gemido de placer brotó de sus labios. Lo que siguió, pudo imaginarselo incluso antes de que ese dedo fuese sustitudo por algo más grande.
Sintió el cuerpo de uno de los hombres encima de ella, sobre su espalda, sus brazos quedaron atrapados entre los dos cuando empujó despacio, dejando que sintiera el chocolate en su interior y la firmeza de su deseo por ella. Almendra jadeó con la respiración entrecortada, demasiado impresionada, pero incluso se paró a pensar cual de los dos hombres era el que tenía ahora encima. Lo reconoció cuando estuvo bien apretado y le susurró algo al oído. No podía procesar bien su pregunta, solo movió la cabeza afirmativamente y el hombre moreno la colmó de placer embistiendo contra ella de forma continuada. Los lamentos de la chica se perdieron en la habitación, el cuerpo del hombre moreno se estrechaba a ella cada vez con más decisión, hasta que, tan fuerte como había comenzado todo, se detuvo. Rodeando su cintura con un brazo, el hombre moreno la arrastró con él, haciéndola girar para tumbarla de costado. Ella se sintió un poco más liberada, podía respirar con mayor comodidad, no tardó en volver a suspirar cuando él acarició su vientre y alcanzó su sexo empapado en chocolate.
Una nueva oleada de placer la hizo enloquecer, unas manos distintas sostuvieron sus piernas con firmeza para separarlas y una lengua empezó a limpiar el dulce de sus muslos. Tras esto, el hombre moreno continuó su juego, continuó penetrándola mientras su compañero lamía la tierna hendidura chocolateada de Almendra. Todo se sucedió con más rapidez, no podía soportar el placer, resultaba incluso doloroso seguir aguantando, seguir reprimiendo la ansiedad de dejarse llevar. No quería terminar, quería seguir, quería permanecer así durante horas. La traviesa lengua del hombre rubio degustó todos los rincones y luego subió por su cuerpo, por su vientre, mordió sus pechos y su cuello. Se aproximó a ella desde el frente, mientras su compañero atacaba desde atrás y se hundió en sus aguas con desesperación. Almendra no resistió el asedio demasiado tiempo, estaba indefensa, rendida incluso antes de comenzar. Uno frente a ella la deleitaba con sus perfectas proporciones; el otro, a su espalda, le hacía sentir cosas antes desconocidas. La unión de esas dos formas moldeando y retorciendo su cuerpo a placer le provocó un interminable orgasmo. Sus gemidos se prolongaron segundos que se convirtieron en minutos, transformándose en aullidos, y su cuerpo sucumbió a la tormenta de violento oleaje con largos temblores y profundos latidos. Los dos hombres la llenaron de gozo, la llevaron al éxtasis y la hicieron regresar, y hasta en dos ocasiones Almendra suplicó una tregua. Pero fue tarde, ardiendo de emoción, sintiendo un calor insoportable abrasándole las entrañas, perdió el sentido y se desmayó de placer.
Quiero dar las gracias a todos los que me siguen, a todos vosotros, queridos lectores, que me animáis a seguir escribiendo más y más intimidades.
ResponderEliminarUn saludo a todos :)
Una auténtica maravilla leete Paty, gracias por un cuento tan íntimo.
ResponderEliminarUn cálido beso.
Buen relato y a seguir.
ResponderEliminarBueno, ese desmayo al final del capítulo me ha dejado a mí al borde de uno, voy leyendo y disfrutando de tu literatura.
ResponderEliminarTe dejo un beso.
Humberto.
Bonita sorpresa me he llevado al llegar a tu página alcahueteando...me ha gustado...espero seguir entrando y conocer algo más...un saludo
ResponderEliminarTuas palavras despertam todos os desejos, todas as fantasias, desafiam todos os limites!
ResponderEliminarBela e excitante! Ahhhh...
Beijos, querida!
AL
Wow wow wow O.O Pedazo de relato, Paty. Me ha encantado. ^^
ResponderEliminarO////O!!!
ResponderEliminarMe encanta, este relato y todo tu blog!!!
woao!!!
ResponderEliminarMe he leido los cuatro del tiron...no podia parar de leer...
un historia excitante y muy intensa....que suerte tiene almendra....jejeje
Bueno, he pasado para leer el relato de dulce, pero me quedo!!!
Espero pronto mas capitulillos de esta apasionante historia^^
Quedas invitada al mio tambien^^