Razones para leer: Pídeme lo que quieras

Buenos días a todos, una vez más, regresa la sección de reseñas, en esta ocasión con una de las novelas eróticas de una autora española que más lo ha petado estos últimos meses, Megan Maxwell y su ya famosa obra Pídeme lo que quieras. Por cierto, sé que Megan posee una enorme trayectoria literaria, pero esta es la primera novela suya que leo.

Pídeme lo que quieras

Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato.

Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación.

La protagonista de esta historia es Judith Flores, una mujer con un trabajo normal, simpática y maja, que un día conoce al jefe de su empresa en una situación un poco comprometida, pues sin saber que está hablando con su jefe, saca todo su carácter jovial. Una vez descubre de quién se trata, intenta por todos los medios no relacionarse de nuevo con él, pero trabajan en la misma oficina y por la fuerza, acabarán encontrándose. Desde su punto de vista, presente en primera persona, nos irá relatando la relación que se establece entre los dos, cómo surge una inesperada atracción y las complicaciones que llegan a medida que el tiempo pasa.

Judith es una mujer alegre, vivaracha, con mucho carácter. Su vida es normal, sale con sus amigos, no se mete en líos, le gusta el fútbol, beber coca-cola y ama con todo su corazón a su gato. Llevar una vida normal implica que sus relaciones con los hombres sean eso, de lo más normales. La aparición de Eric y la forma en que a él le gustan las cosas, da la vuelta a la normalidad de Judith, que empezará a descubrir que en cuestiones de sexo, existen multitud de opciones.

Por su parte, el señor Eric Zimmerman, de origen alemán, es un hombre fabulosamente atractivo, que se transforma en un muro de hielo cuando la situación escapa a su control. Es también irascible y autoritario, pero como contrapunto, posee ese lado tierno y seductor que resulta ser de lo más romántico. Tiene tendencia a los cambios de humor bruscos, lo que hace que en ocasiones sea un auténtico "gilipollas", y guarda numerosos secretos que no desea revelar. No es misterioso, no tiene ningún trauma, es simplemente un hombre reservado y hermético que prefiere ser discreto, especialmente por el tipo de vida personal que lleva y los gustos que tiene.

En esta historia, a través de Judith, se exploran mundos desconocidos. Judith y Eric se atraen fuertemente el uno al otro, pero entre ellos solo hay y habrá sexo. Algo empieza a cambiar y, de pronto, nos vemos inmersos en su vida privada, en los gustos especiales de Eric, y solo de Eric. Se trata de un hombre al que le gusta el sexo, y le gusta jugar. Jugar implica muchas cosas y Judith pronto acepta que lo que le gusta a Eric difiere mucho de lo que ella ha experimentado durante toda su vida. Y es que al señor de hielo, le gusta mirar, compartir y dominar. Le gusta ofrecer a su pareja, sentir que es solo suya mientras otros la tocan y la complacen, le gusta saber que aunque es otro quién está con Judith, es él quién está con ella. Esta relación, al principio complicada, pronto comenzará a evolucionar y Eric, atraído fuertemente por Judith, empezará a adentrarla en su mundo, un mundo lleno de placer y juegos. Judith es una mujer valiente, aunque lo que Eric le propone es extraño para ella, lo acepta, porque es lo que a Eric le gusta y ante todo, Judith descubre que desea hacer cosas que le gusten a Eric. Así, este entendimiento y esta atracción mutua, dará paso a una serie de situaciones que, en ocasiones, no terminarán bien, porque la confianza es dificil y los celos aparecen con facilidad.

La trama no tiene mayor misterio, Eric interna a Judith en su mundo poco a poco. De igual modo, Judith se va colgando poco a poco de Eric y al final, los juegos y las sensaciones provocan que los sentimientos exploten. Y explotan, porque Eric es un hombre intratable en el plano cotidiano. Sus bruscos cambios de humor, exagerados y sin sentido, despiertan el lado enérgico de Judith, y los enfados y las discusiones estallan a la primera de cambio. Después llega el perdón, el cariño y la necesidad de estar el uno con el otro y desembocará en un desenlace bastante obvio.

En esta novela nos encontramos con sexo y con mucho sexo. No resulta excesivo, la historia habla de la pareja, y la pareja debe afrontar y explorar gustos mutuos, resolver conflictos, hablar y perdonar. Judith no tiene nada que esconder, se muestra tal cual es, mientras que Eric se protege tras un muro de hielo. Judith derrite su frío mediante calor, salero y frescura y Eric se rinde a sus encantos, del mismo modo que Judith siempre da su brazo a torcer y se derrite aún cuando quiera arrancarle la cabeza a Eric.

Una novela bien escrita, bien narrada y estructurada. Los personajes son, creíbles, el señor Zimmerman me ha resultado uno de los personajes másculinos más potentes que he leído (no hablo del sentido físico), y Juddith me ha desesperado en ocasiones por el repertorio de chascarrillos que utiliza. Una buena novela, una buena historia pero la relación que plantea es sugestiva, muy interesante, y la escenas no tienen la profundidad necesaria para sacar todo el potencial; parecen estar expuestas simplemente para que las leamos. Están tratadas con normalidad, pero es precisamente lo extraño de las situaciones lo que debe provocar una respuesta emotiva y es precisamente eso de lo que carece el libro, que le falta emoción. Eso, unido a un final deliberadamente abierto, hace que le falte fuerza y le sobre nervio.  Su punto positivo son los cambios de guión, las discusiones y los extraños cambios de humor de Eric, que desconciertan y a la vez, entretienen.

Pero la novela da gusto, porque se lee bien, entretiene y ejerce su función. El personaje masculino me ha parecido de los mejores personajes que he tenido el gusto de conocer, un personaje que sin duda trasciente, porque siempre vas a pensar de él que es un auténtico "gilipollas". La manera de explorar el tipo de relación está magnificamente bien llevado, es un buen trabajo, sin duda. Y sin duda, una novela completita, porque tiene erotismo, tiene romance y tiene personajes potentes. Vale la pena leerlo y yo lo recomiendo, porque va a gustar.

Por cierto, este més de marzo apareció la segunda parte de la historia, Pídeme lo que quieras, ahora y siempre; además, su autora ha confirmado en facebook que habrá una tercera novela. Estaremos atentos a las novedades. ¡Un saludo!



Autor: Megan Maxwell
Fecha de publicación: 08/11/2012
464 páginas
Idioma: Español
Formato: 14,5 x 21,5 cm.
Presentación: Rústica sin solapas
Colección: ERÓTICA ESENCIA


3 intimidades:

  1. Lo que me llamo la atención de este libro fue el tema, como que hubo una explosión de libros estilo 50shades y este fue uno de los diferentes. Erick me gusto pero a la vez me desesperó, ese estire y afloja en la relación de Erick y Judith como que a ratos me dieron ganas de gritar!!! Vaya! No sabía que habia un tercer libro y yo que creí que ya había leído el final, final....

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    1. Sii, tienes toda la razón. Lo más interesante venía cuando discutían, o cuando Erik tenía esos prontos bipolares, que daban ganas de darle con el libro en la cabeza ^^" Pues sí, hay una tercera novela, no te preocupes que avisaré cuando salga :D

      Besos!

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  2. A mi este libro me ha gustado, pero mas al principio q al final. No se, puede que me faltaran emociones como tu dices. Y quizas eso mismo me pasa con algunas escenas de sexo. Pero los personajes me encantan. Besoss

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