Cuentos íntimos: Bella Durmiente (I)

La leyenda decía que aquel siniestro castillo cubierto de zarzas, emplazado entre rocosas y afiladas montañas, era el lugar de descanso de una bella princesa. Durante cien años la vegetación había invadido todo el reino en varios kilómetros a la redonda y las viejas piedras de los muros se confundían con las de la pripia tierra. Nubes negras se arremolinaban amenazadoras sobre las torres del castillo, ensombreciendolo fantasmagóricamente, impidiendo que la luz del sol se filtrase hasta los campos. Parecía que allí fuese de noche.

Llovía únicamente sobre el castillo y sus alrededores; un rayo atravesó la tormenta y el estruendo se escuchó unos segundos más tardes en la cima de una colina sobre la que había dos hombres a caballo. En aquella parte, dónde ellos estaban, no llovía; lucía un sol radiante que calentaba sus rostros. Apenas unos metros más allá, la verde hierba del sendero se volvía oscura y crecían zarzas espinosas, húmedas por la constante cortina de lluvia; el camino de tierra daba paso a unas escaleras esculpidas en obsidiana.

- ¿Y dices que ahí dentro duerme una hermosa princesa maldita? - preguntó incrédulo uno de los dos hombres, un joven apuesto de cabello negro, vestido con ricos ropajes. El muchacho que acompañaba al joven de ricos ropajes se encogió de hombros. Consideraba que no era del todo correcta la forma en la que el Príncipe se había expresado, pero en términos generales, la princesa estaba realmente maldita. Y el lugar en el que supuestamente se encontraba, daba escalofríos.

- Así es, mi Señor. La princesa fue maldita de niña y al cumplir la mayoría de edad, sucumbió a un pesado sueño que encantó a todo el reino: criados, vasallos, ejército... Todos duermen con ella y despertarán cuando ella despierte.

- Comprendo - murmuró el Príncipe pensativo, tocándose la barbilla con el pulgar. No hacía más que observar las negras montañas que se adueñaban del reino, las espinosas zazas, la oscuridad que envolvía todo el castillo. - ¿Y, según tus fuentes, el que rompa la maldición se casará con la princesa y heredará su reino?

Percival, el fiel vasallo del Príncipe, reprimió un suspiro.

- No, mi Señor, la leyenda no dice nada de eso. Pero podemos dar por hecho que sacar a la princesa de su letargo, salvar el reino de la oscuridad absoluta en la que se halla sumido y acabar con la maldición, os dará muchos puntos a que su señor padre, el Rey, os conceda su mano. De todos modos - continuó Percival -, hasta que no se rompa la maldición, no podemos saber el resultado.

- No me ofreces ninguna garantía de éxito - protestó el Príncipe.

- No, no la doy, mi Señor. Os he contado ya muchas veces lo que sé y ha sido decisión vuestra venir hasta aquí. 

- ¿Cómo se rompe la maldición?

- Todas las investigaciones que he llevado a cabo señalan que la princesa despertará cuando reciba un beso.

- ¿Y ya está? - el Príncipe levantó ambas cejas con asombro. - ¿En cien años ningún hombre ha sido capaz de besar a esa mujer y sacarla de su sueño maldito?

Percival se removió nervioso sobre la silla de montar.

- Bueno, mi Señor. Para besar a la princesa hay que llegar hasta ella. No sabemos en cual de las muchas habitaciones de ese castillo descansa y, durante cien años, muchos han sido los que han entrado en este reino con las mismas intenciones que nosotros y no han regresado jamás. 

- ¿Y si nadie ha regresado jamás, cómo puedes saber todo eso? 

- Son leyendas, mi Señor. Historias de quiénes conocieron la maldición en su día, historias que han contado a sus hijos, sus nietos y sus bisnietos. Pero muchas de esas historias están contaminadas por la fantasía, relatos de dragones y seres mitológicos que guardan las puertas del castillo, brujas que encantan hombres convirtiéndolos en cerdos, historias de bebedores de sangre que solo viven de noche y hasta leyendas de hombres que se transforman en lobos con la luna llena. Falacias. Ninguna de esas criaturas existe.

Mentía, por supuesto. No tenía ni idea de lo que había allí dentro.

Se produjo un largo silencio entre los dos hombres, roto únicamente por el sonido de un rayo que brillaba de vez en cuando en la lejanía. Percival esperó pacientemente a que el Príncipe reflexionase sobre todo aquello. Le había contado la misma historia una docena de veces desde que emprendieron la marcha a este reino abandonado al otro lado del mundo conocido.

Hacía ya un año de eso. No tenían nada que perder. El Príncipe ya no tenía reino propio, sus padres los Reyes habían sido asesinados por el malvado Conde, que se había aliado con el codicioso Barón, y juntos habían conquistado su Reino. Percival había logrado salvar al Príncipe de una muerte segura cuando corría clamando venganza con la espada ensangrentada abriéndose paso a mandobles entre los soldados que le habían traicionado en favor del Conde. No tenía Reino y no tenía ejército. Los últimos cinco años había estado viajando de aquí para allá buscando alianzas entre las familias más allegadas, pero todas habían sido compradas por el Barón y la desesperación se apoderaba del Príncipe, quién ahogaba sus penas en alcohol. Percival logró que dejase de beber, pero entonces el Príncipe centró su atención en las mujeres y todo fue a peor.

- Vamos - decidió por fin el Príncipe, poniendo al trote a su montura. - No hemos llegado hasta aquí para quedarnos en la puerta.

Percival le siguió, con un escalofrío recorriéndole la espalda. Haber encontrado el reino ya suponía un éxito en aquella desesperada empresa. Su Señor estaba convencido de que, si rompía la maldición, tendría por fin un reino y un ejército con el cual reconquistar las tierras que le pertenecían por derecho.

10 intimidades:

  1. Parece que el proyecto final me roba más tiempo del que esperaba...

    Pero buneo, aquí os dejo con una breve introducción al cuento de la Bella Durmiente. Comienzo suavecito, como siempre :P

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  2. Tienes mi atención.
    (Pero eso ya lo sabes, verdad?)

    I'll follow this too =)

    Buen martes, Paty!

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  3. Me gusta como empieza, preparándote para lo siguiente que venga. Me tienes en ascuas :P

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  4. Digo lo mismo k las otras chicas, akí me tendrás al pie del cañon y una vez más m dejas en ascuas... Precioso comienzo!, demasiado light, pero imagino k pronto nos compensarás jejeje.

    P.D.: Sobre la quedada, a ver si pudieramos vernos en la estación del tren sobre las 10 y media más o menos... T viene bien?. Ya m dirás, jejeje. Saludos y buenas noches!, muak!!!

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  5. Me ha encantado el comienzo de la historia C:
    Ansío leer más ^^
    Besos y saludos.

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  6. Todo lo que empieza suave termina alocadamente. Por aquí te esperaremos.

    Un beso Paty y suerte.

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  7. Anónimo21:21

    Aquí me tienes, de regreso otra vez y disfrutando de tus letras. Imaginando cuáles serán los retos a los que tendrá que enfrentarse el Príncipe... y los gozos que le reportará su presumible éxito en la empresa.

    Perfecta introducción que nos ha puesto a todos en antecedentes con precsisión y efectividad. ¡Luces, cámara, acción!

    Que tengas una buena semana.

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  8. Ainsssss, nos has dejado a todos en la puerta...jajajaja
    Te espero para que nos entres en el reino.
    Besitos bonita.

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  9. Hola guapa!! Para mí fue también un placer hablar contigo, y me encantó todo lo que me contaste (me gusta más escuchar que hablar, siempre ha sido así, y más cuando lo que escucho es sobre lo que me gusta). Espero que volvamos a repetirlo. Y para cualquier reto de erótica que quieras empezar, cuenta conmigo que tengo ganas de meterme en el género aunq no tenga mucha idea. Estamos en contacto. Besazos!!

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  10. HOla Paty
    Pues el viaje de vuelta fue tranquilo, una vez que salimos de las rotandas y tomamos para aca no habia trafico, asi que el viaje de vuelta fue bien. ¿y el tuyo? espero que tambien fuera bien. Para mi tambien fue un placer conocerte al igual que conocer a las demas y por mi no hay problema en quedar de nuevo cuando rodas podamos

    Besicos

    PD:No se si te llegaran varios comentarios o solo uno, ya que la cbox no me sale y me esta costando un poco colgar el comentario.

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